martes, 13 de octubre de 2009

Una Historia

ELLA
Por la mañana habían discutido y ambos
se fueron a sus trabajos enfadados.
Invento una excusa en el trabajo
para no trabajar por la tarde
y poder hacer una cena conciliadora.
En cuanto llego a casa, se dedicó a buscar
en Internet como preparar una buena cena,
cuando la encontró bajo rápidamente al super
a comprar todo lo necesario.
Al tratar de cortar una de las viandas
se dio un buen tajo en el dedo.
Inmediatamente se dirigió al botiquín
casero, normal estaba vacío.
Se ató un trapo alrededor del dedo y continuó.
Había sangre en la encimera y en su vestido y alguna gota en el suelo.
Al destapar una de las ollas, se quemo. Aúllo.
Echo un vistazo al horno y se dio cuenta que no lo había encendido.
Las velas que puso en la mesa se apagaban cada dos por tres.
La puerta de la calle se abrió y sonó una voz lastimera
¿Querida?.
Sólo él oyó una voz gutural que salía de la cocina.
¡¡¡VETE A LA MIERDA!!!.

EL
Al llegar al trabajo se dio cuenta
que la discusión mañanera había sido una tontería.
Así que pensó una excusa en el trabajo para no ir
por la tarde y hacer una cena conciliadora.
Pero el jefe le dijo que había una reunión
importante a las 5 con unos clientes.
Cuando a las 6 terminó la reunión, salió precipitadamente
de la oficina, pero las mesas tienen esquinas y una de ellas
impacto contra su muslo derecho, aguanto el quejido
y renqueante se dirigió a la salida. Compró unas flores.
El coche no arrancaba, junto con un compañero se metieron a mecánicos.
Por fin el coche arranco, su camisa cuando salió de casa era blanca
ahora se había teñido de unas coloraciones negruzcas. Y como el pañuelo
no bastaba para limpiarse uso la corbata. La tiró. La miro, ya no tenía
remedio, fue la que ella le regaló en las navidades pasadas.
Cerca de casa el coche volvió a fallar, lo medio aparco y saliendo dijo
“que te den”. Cerró la puerta del coche y se alejo, bueno eso era lo que
pretendía, la puerta le había cogido la chaqueta, con lo cual el desgarrón fue
esplendoroso. Soltó un bufido-suspiro y bajo la lluvia se dirigió a casa.
Al abrir la puerta de casa se dio cuenta que solo estaba el pestillo echado,
lo cual quería decir que ella estaba en casa.
Una vez dentro y todavía con la espalda apoyada en la puerta dijo ¿Querida?.

ELLOS.
Ella salió de la cocina.
Vio a un individuo que en su frente llevaba un maquillaje oscuro,
el cual hacia juego con las coloraciones de la camisa. Su chaqueta desgarrada,
todo un lateral, que eso si, era más grande que el que presentaba
en la pernera derecha de su pantalón.
Parecía recién salido de la ducha y en su mano izquierda
llevaba algo parecido a un ramo de flores, que en su momento debía tener
aspecto primaveral, mientras que ahora era como un despojo otoñal.
El la vio salir de la cocina.
Una mujer que llevaba el pelo sobre la cara.
Tanto su cara como parte del vestido, lucían diversas
tonalidades de alimentos, que el juraría que no era una de
las cremas favoritas que ella usaba para maquillarse, y unas pintitas rojas.
Una mano envuelta en un trapo, con la cual sostenía
una bolsa de guisantes congelados que apretaba sobre la otra mano.
Se aproximaron despacio, se miraron y se fundieron en un prolongado beso.
Volvieron a mirarse y se fueron al dormitorio.
Ya cenarían otro día.

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